Señoras y señores… ¡Alma Glotona ha vuelto!
Así es, luego de una ausencia de mas de 8 meses
(¡horror!) y por pedido del público, he decidido que era hora de volver a
bloggear. Podría darles un montón de excusas, pero la verdad es que descubrí
que bloggear es como hacer ejercicio… Si un día te ponés una excusa para no
hacerlo, después se hace cada vez más fácil pensar en excusas, y la única forma
de volver a integrarlo en la rutina es poniéndose las pilas. O sea que: ¡a full
con el Duracell!
Ayer habían ganas de cenar afuera en casa. Ya en el
auto, íbamos tirando sugerencias acerca de dónde ir a comer:
“¡Sushi!”
“No, La
Cabrera, ¡vamos a probar La Cabrera!”
“Yo tengo
antojo a pasta…”
Hasta que Rogo dijo: “¿Y si vamos a Victorino?”
Tenemos un ganador.
Victorino es el nuevo restaurant de Victor Pecci y
Pedro Ruger, ubicado sobre Santa Teresa, entre los colosos que se han
construido sobre esta avenida. Las
otras almas glotonas que suelen visitar restaurantes sabrán que es donde se encontraba
La Trattoria de Tony, antes de mudarse.
Los dueños rediseñaron el lugar, y ahora cuenta con
una arquitectura muy moderna, con una amplia galería, ideal para comer afuera.
Picaña Victorino |
El menú es bastante variado: pastas, carnes,
pescados, pollos, pizzas, etc. y hacen una divertida referencia al tenis. Las
picadas son el “Primer Set”, las opciones para plato principal componen el
“Segundo Set”, y los postres el “Tercer Set”. Inclusive hay platos con nombres
como “Roland Garros” (entrecot grillado con salsa de mostaza… ¡hmmmm!).
Al llegar ya nos sorprendieron con una generosa
canasta de grisines de queso, chipitas y pancitos, con una manteca con hierbas
que tenía un gusto casi casero.
Como venía de correr, tenía antojo a carne. ¡Habían
tantas opciones que sonaban tan deliciosas que me costó tomar una decisión!
Entonces hice lo que toda alma glotona hubiera hecho: esperé a que todos pidan
sus platos, para pedir algo distinto y poder probar un poco de todo (jeje).
Gran Steak Victorino |
Una pidió la Picaña Victorino (70.000Gs.), que venía
flambeada con caña paraguaya y salteada con cebollas caramelizadas, almendras y
aceto balsámico. Este plato venía acompañado de crostinis de hierbas. La carne
estaba en su punto perfecto (ojo, a mí particularmente me gusta tirando más a
cruda), y medio dulzona. Los crostinis parecían más bien rectángulos de polenta
frita, que no sé si era el objetivo, pero no estaban mal…
Rogo pidió el Gran Steak Victorino (70.000Gs.), que
era un buen pedazo de bife de chorizo en salsa demi glacé de vino tinto, con verduras
grilladas. Esta salsa era más dulce que la anterior, y le iba perfecto al bife
de chorizo.
Yo pedí Medallones de Lomito Relleno (75.000Gs.),
que consistía en dos medallones rellenos con camembert y tomate seco en salsa de
pimienta verde. ¡Delicioso! Mi plato vino con un puré de papas rústico, de esos
que suelen servir en Buenos Aires, con un poco de la cáscara de la papa y todo.
¡Me encantaaaaa!
No dejé nada en mi plato, ni siquiera una gotita de
mi salsa de pimienta verde. NADA. Es más, creo que como pocas veces en mi vida,
ya no hubo lugar para el postre, y eso que yo mantengo una teoría de que poseo múltiples
estómagos, como la vaca, ¡y que uno esta reservado exclusivamente para el
postre!
En fin, les RE-recomiendo el restaurant Victorino, ¡es
un verdadero Grand Slam!