macarrons

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viernes, 29 de junio de 2012

¡Que no se convierta en una pesadilla!


Anoche, mi amiga Ash convocó una salida entre las chicas para conocer “Tres Caracolas”.

La noche pintaba bien: el clima estaba espectacular (¡este Veranillo de San Juan extendido tiene sus beneficios!), y tomamos una mesa en la terraza’i de Vía dell Angello (a pedido de uno de mis seguidores, aprovecho para incluir la dirección: Boggiani esquina Ceferino Vega…graciassss cierro paréntesis).

Apenas llegamos, nos pusimos a investigar la carta. Como el lugar es nuevo, las cartas todavía vienen impresas en papel de mala calidad, y algunos de los precios no se encuentran incluidos. De todos modos, compensan los nombres y descripciones, ¡muy simpáticos! Un ejemplo: “El Rap del Burro: Originario de tierras del tequila y los guitarrones de mariachis adoloridos del amor, llega una fusión entre cocina mexicana y tamaños norteamericanos…”

Las opciones de tragos incluyen desde mojitos hasta sangrías y Fernet con menta, todos en el rango de 15.000Gs a 17.000Gs. Como aún nadie ha logrado convencerme de que el Fernet no tiene sabor a remedio para moribundos, y como me llamó la atención el nombre de la “Sangría 3 Caracolas” (50.000Gs. el litro), decidimos optar por esta. 

Le preguntamos a nuestro mozo cuál era la diferencia entre la sangría normal (otra opción de la carta de tragos) y la Sangría 3 Caracolas, y nos respondió que iba a consultar, pero que creía que tenía menta’i. ¡Ahí nos convenció! Claro que no es una tarea muy difícil, dado que JM, Ash, y Fita son otras almas glotonas y aventureras :)

Para empezar, pedimos unas quesadillas llamadas “Pesadilla del Nonno”. Es una de los varios tipos de “pesadillas” que ofrece Tres Caracolas. Todas están entre 35.000Gs y 40.000Gs. Nuestras “pesadillas” eran de pollo, tomate, albahaca y queso mozzarella, con un toque de pesto y gratinadas con queso parmesano. ¡Nos trajeron las quesadillas al toque y estaban riquísimas! El pesto y parmesano definitivamente le daban el touch que hacían la diferencia.

Ash nos recomendó pedir una pizza como plato de fondo, ya que ella ya había visitado Tres Caracolas antes. Vimos que habían unas cuantas opciones, todas entre 50.000 y 70.000Gs. y que algunas incluían la salsa de tomate “Tres Caracolas” como ingrediente secreto. Según dice la descripción en el menú, esta salsa tiene algo de puerro, paprika y “un no se qué que te da un qué se yo” (¡jeje!). Optamos por “La Mona Pizza”, que incluía pesto casero y mozzarella. La descripción del pesto decía que llevaba albahaca, rúcula, ajo, parmesano y almendras.  La verdad, cuando llegó la pizza (una hora y cuarto después de haberla pedido), no sentí a las almendras…

Permítanme hacer un paréntesis (¡otro!) para hablar sobre el tiempo de espera.

 La primera jarra de sangría y la picada nos trajeron enseguida porque habían pocas mesas ocupadas al llegar. Luego, a medida que se iba llenando el lugar, los pobres mozos empezaron a marearse y nuestra comida parecía haberse quedado como rehén en la cocina.

Pasa que, como ustedes recordarán, este restaurant antes era John Lemon, un lugar coqueto, pero pequeño. Tres Caracolas habrá heredado una cocina chica y no daban abasto.

Para cuando llegó nuestra pizza y nuestros burritos ya nos había pasado el hambre y reinaba el pireva’i. Es más, ¡la pobre Ash tuvo que retirarse antes porque tenia que ir a buscar a su novio de la terminal!

Igual, debo decir que la pizza estaba muy rica. La masa era fina y crocante como debe ser (¡¡NO A LA MASA GRUESA YANKEE!!). Los “Burros Champurreados” estaban también ricos, pero como tardaron en traernos los cubiertos (procuraba angá nuestro mozo, ¡pero ni ahí podía con todas las mesas!) ya estaban fríos para cuando pudimos empezar a comer. Una lástima, porque la combinación de ingredientes tenía mucho potencial: pollo, lomito, queso mozzarella, locote, cebolla, ajo, orégano y aceite de oliva.

Mi humilde recomendación para Tres Caracolas es que hasta que agranden la cocina, limiten la cantidad de mesas disponibles. Es hasta mejor pecar de exclusivos que dar un mal servicio a clientes que te están probando por primera vez. La pesadilla es simpática como nombre de un plato, ¡no como experiencia! ¡No dejen que el tiempo de espera se convierta en una pesadilla!

lunes, 18 de junio de 2012

Verdaderamente inolvidable





El jueves pasado, me llamó una amiga a quien no veía hace un tiempo, y a quien para los propósitos de este blog llamaré "Iya". Iya me hizo una propuesta irresistible: "No querés ir a probar ese nuevo lugar 'No me olvides'?"


Ya había aceptado su propuesta apenas terminó de decir  "...ese nuevo lugar...", pero la verdad es que desde que escuché se abrió este restaurant, quería ir a probarlo.


Llegué un poco temprano, entonces aproveché para mirar, mirar y mirar. "No me olvides" te entra por los ojos... ¡Los dueños y arquitectos del lugar le pusieron atención hasta en el último detalle!



Nuestra mesa estaba afuera, que
dicho sea de paso, si hacen una reserva, PIDAN UNA MESA AFUERA. El patio del restaurant está ambientado como si fuera un barrio o vecindad de un pueblito cualquiera. La pared del fondo tiene miles de ventanas, puertitas y balcones, de "casitas" antiguas que dan al patio. Los platos e individuales son onda "miss-matched", ninguno del mismo juego. En el medio del patio hay una barra espectacular en donde el bartender se encuentra permanentemente ocupado haciendo tragos espectaculares.



Tentada, pedí una caipirinha. ¡Me trajeron una mini-jarrita! Estaba deliciosa (¡y peligrosa!). Menos mal llegaron mis amigas en seguida porque o si no, iban a encontrarme bañándome en la tina antigua que ahora sirve como fuente decorativa al lado de la puerta de entrada. Mis amigas también quedaron hipnotizadas con la decoración del lugar y mi otra amiga, a quien llamaré "Em", se puso a sacar fotos compulsivamente. Es más, deben agradecer a Em por las fotos que van incluidas a esta entrada. 








Como vieron que me habia liquidado mi mini-jarrita de caipirinha, mis amigas se convencieron de que debía estar rica, y ellas también pidieron caipirinhas. (Terminamos contagiando a todos los comensales, ¡el pobre bartender luego ya no daba mas con los pedidos de caipirinhas!)

Cuando llegó la hora de ordenar, la cuestión fue rápida. Creo que teníamos mucha hambre, porque la verdad el menú de "No me olvides" es suficientemente variado como para marear al comensal: hay desde pasta, risottos y pescado hasta asado y comida paraguaya. Por ejemplo: como entradas ofrecen steak tartare, carpaccio, endivias rellenas y empanaditas de camaron (los precios de las entradas van de 20.000Gs. a 40.000Gs. mas o menos). Tienen risottos de distintas variedades. El más barato es el de Funghi (40.000Gs.) y el más caro es el de Ossobuco (75.000Gs.) 

Nosotros nos decidimos por un queso asado con rúcula y tomates secos como entrada y luego Iya y yo compartimos una moqueca de camarones. ¡Estaba espectacular! No solo en términos de sabor, sino de presentación. Vino dentro de una calabaza, con un risotto de queso como acompañamiento.




De postre, decidimos pedir un volcán para compartir. Como ya se habrán dado cuenta luego de mi última entrada, el volcán de chocolate es uno de mis postres preferidos, y por ende, soy muy exigente con los volcanes. Lastimosamente, este volcán fue otra "simpática tortita". Conclusión: me tendré que mudar a Hawaii si quiero disfrutar de algo de lava...


Obviando el volcán sin lava, quedé encantada con "No me olvides", y espero volver pronto. Es verdaderamente inolvidable...

miércoles, 13 de junio de 2012

La tercera es la vencida

Hace como dos semanas, quedamos en salir con un grupo de amigos. Estábamos muy indecisos (¡típico!) e íbamos y veníamos con los nombres de lugares a donde podíamos ir a comer... Como siempre suelo monopolizar la decisión, esta vez decidí dejarme llevar por lo que el grupo decida. De repente empezó a sonar Tiam Caffé... ¡¡CHAN!!

Cuando recién abrió Tiam, fui (por supuesto) una de las primeras personas en ir a probarlo. Pedí un sandwich de rúcula, jamón serrano y tomate (Sandwich Antigua), si mal no recuerdo, y un trago llamado Lemon Drop. Recuerdo que el trago estaba espectacular, pero el sandwich...hmmm, dejaba mucho que desear... Luego pedimos un volcán de chocolate para compartir. ¡Era el Cerro Lambaré de los volcanes de chocolate! Dicen por ahí que alguna vez fue un volcán, pero hoy es nada más un inofensivo cerro, sin nada de lava. ¡¿Dónde estaba mi lava?! La mejor parte del volcán es el chocolate derretido, que se derrama por todo el plato, como un irresistible premio por haber pedido lo que muchos consideran es el Rey de los Postres. Pero este volcán era solo una simpática tortita...

Un tiempo después, decidí darle una segunda oportunidad a Tiam. Fiasco total. Encima, como me parecía todo muy caro, volví a pedir un sandwich, esta vez uno de jamón de pavo, tomate y palmito (Sandwich Aruba). El pan estaba duro, no se sentían los ingredientes, ¡desastre!

No suelo dar una tercera oportunidad a los lugares. Si el lugar no me gustó la primera vez, suelo darle el beneficio de la duda: el lugar es muy nuevo todavía, tienen que perfeccionar el servicio, el menú, etc. Pero si vuelve a fallar la segunda vez: ¡chau! Por este motivo, mis ganas de ir a Tiam eran pocas. De todos modos, me dejé llevar por la multitud, he'i, y fui. Grata fue mi sorpresa al ver que Tiam había mejorado...

El servicio estaba muchísimo mejor. La moza estuvo pendiente de la mesa a toda hora y hasta nos daba recomendaciones acerca de qué pedir (yo siempre valoro la opinión de los mozos). Pedimos para picar una quesadillas de pollo (Quesadillas Bermuda) que venían con guacamole y pico de gallo. Muy ricas. Encima les pusimos la salsa Garlic Tabasco. ¡Quedaron más ricas todavía!

Luego pedimos 2 pizzas: una Margarita (mozzarella, tomate y albahaca) y una Tiam (mozzarella, jamón crudo, catupiry, tomatito cherry, rúcula y aceituna negra). La verdad estaban muuuuy buenas. La masa estaba crocante y fina, y los ingredientes se notaba que eran de la mejor calidad.

Para tomar pedimos una sangría. Tiam le pone Sprite a su sangría, y la verdad le da un twist interesante. ¡Con decirles que nos liquidamos 2 jarras en un saque! Por lo visto los tragos siguen siendo su fuerte. En fin, como les comenté, Tiam Caffé (http://www.tiamcaffe.com/) me sorprendió. Fui con muy pocas expectativas y por lo visto tenía nomás que darles otra oportunidad. Por algo se dice que la tercera es la vencida.






amor PLATOnico


Hace ya bastante tiempo que quería empezar a escribir sobre el amor... el amor a la comida.

No les parecerá muy romántico, ¡pero les aseguro que la comida y yo mantenemos una relación apasionada desde hace años!

Ya desde la infancia, siempre me gustó experimentar cocinando, hobby que hasta hoy mantengo. Para m
í el mejor plan consiste en salir a comer y probar un nuevo lugar o un nuevo plato. Siempre estoy en la búsqueda de nuevos sabores (cuanto más raro, ¡mejor!) y aunque confieso que alguna que otra vez me salió el tiro por la culata, es este espíritu aventurero el que me ha llevado a probar verdadera exquisiteces.

Además de este amor PLATOnico, otro de los motivos por los cuales quería empezar este blog es que me parecía que hay muy pocos lugares a los cuales los paraguayos podemos recurrir para que nos recomienden qué comer y dónde.

Es cierto, hay algunos grupos en Facebook (yo particularmente soy miembro del grupo “Restaurantes de Asunción y Alrededores”--
¡una excelente fuente de información!) y algunos blogs bastante buenos, pero algo faltaba...

Quizás es nada más mi alma glotona que quiere expresarse!