macarrons

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domingo, 29 de julio de 2012

Sushi Club: para cuando hay antojo al sushi agringado


Ayer salimos a almorzar con mamá y mis hermanos. Era una ocasión especial, ya que era la despedida de 2 de mis hermanos. Los agasajados habían elegido ir a Mburicao, pero estaba cerrado. Fue así que terminamos yendo a Sushi Club.

Honestamente, cuando tengo antojo a sushi, yo prefiero ir a los “legítimos”, es decir: Sukiyaki, Hiroshima y Delicias Japonesas. De hecho, uno de los agasajados no estaba muy contento con la elección, ya que disfruta mucho más del sushi “de verdad” como dice él. No obstante, hay veces que entra un sushi agringado… Queda rica la fusión con ingredientes que no son tradicionalmente utilizados en el sushi japonés: el queso crema, el aguacate, el mburucuyá, etc. y Sushi Club es un máster en estas fusiones.

Sushi Club siempre da la bienvenida a sus comensales con una entrada de la casa. En otras ocasiones me llegó a tocar cevichitos, o mini yakitoris. Esta vuelta, nos trajeron un paté de salmón con focaccia. El paté estaba rico, el pan no tanto… 
Geisha Roll

Combinado Roll & Roll
Para compartir, Mamá pidió el “Combinado Roll & Roll” de 30 piezas (160.000Gs.) que trae los sushi rolls “Placer Real”, “Soul Roll”, “Feel Roll”, “Geishas de Salmón”, “Futurama Roll”, “Sweet Roll” y “S.P.F. Roll”. Todos estos rolls tienen un toque original. Por ejemplo, el Geisha Roll lleva salmón, con salsa de mburucuyá y unos crocantitos encima que le deja exquisito.  Otro roll, creo que es el Soul Roll, lleva salmón y queso crema y está cubierto por una delgada tortilla de huevo. Luego están los que vienen en la presentación más conocida, cubierta con algas, pero rellenas de cangrejo. A decir verdad, la gran mayoría de los rolls son variaciones de salmón con queso crema, con algún ingrediente como “touch” especial. No será tan emocionante como las variaciones con anguila o pulpo que se consiguen en los restaurantes japoneses tradicionales, pero de todos modos son muy ricos.

Wok de Pescado Blanco con Camarones
También pedimos 2 woks para compartir: el Wok de Lomito con Fideos Orientales (57.000Gs) y el Wok de Pescado Blanco con Camarones (68.000Gs). El Wok de Lomito con Fideos no me impresionó, y como bien dijo uno de mis hermanos (se nota que somos una familia de Almas Glotonas, ¿verdad?), ni siquiera tenía “sabor oriental”, por más de que supuestamente estaba condimentado con salsa de soja saborizada con jengibre.

Por otro lado, el Wok de Pescado Blanco con Camarones estaba sabrosísima. Era un salteado de pescado blanco, camarones y vegetales en salsa de ostras y tenía como un toque Thai levemente dulzón (dicho sea de paso, ¡cómo extraño la comida Thai!).  Creo que este plato, el Geisha Roll y el Soul Roll fueron los que nos dejaron a todos contentos. Porque hay veces que uno tiene antojo al sushi agringado…

Tierra Colorada: corona merecida


Ya sé que han leído en varias de mis entradas que “ya hace mucho tiempo que quería ir a (introducir nombre de restaurant)”, pero en serio, creo que Tierra Colorada estaba número uno en mi lista desde que se abrió. Además, cada vez que escuchaba los relatos de conocidos que iban, me ponía verde de envidia. Pero una parte mía también lo estaba como posponiendo, como cuando dejás la mejor parte de un plato para el final, porque sabés que va a coronarlo…

La noche del viernes 27, por fin se me dio la oportunidad de conocer el restaurant del renombrado chef Rodolfo Angenscheidt: Tierra Colorada (Santísima Trinidad 784). Ito me pidió que haga una reserva para ir con unos amigos suyos. Yo desde la mañana ya empecé a hambrearme para reservar mi estómago.

El lugar es entre rústico y fino. Hay mucha madera (la puerta tallada de la entrada es un capítulo aparte, quiero llevar a mi casa), y se nota que ya desde la decoración querían hacer alusión a la fusión que llevan los platos de Tierra Colorada: lo típico paraguayo y la distinción internacional.

 Payagua mascada de surubi
Antes de que pidamos nada, nos trajeron una entradita de la casa que consistía en unos buñuelitos y bastoncitos de surubí. Era un bocadito nada más, pero ya sirvió como muestra de lo que se venía después. 

No les voy a mentir. Tierra Colorada es carito. Las entradas frías van desde los 34.000Gs a los 43.500Gs e incluyen platos como carpaccio vacuno y de salmón y ceviche. Las entradas calientes van desde los 27.000Gs a los 35.000Gs e incluyen originales propuestas como croquetitas de carne y arroz kesú, mandió chyryry con rabo de buey, payaguá mascada de langostinos y milanesitas de queso Paraguay. 

Bastoncitos de surubi
Como uno de mis platos típicos favoritos es la payaguá mascada, pedí esto como entrada. Era una DELICIA. Es más, termine convidando a toda la mesa porque estaba demasiado rico como para que se lo pierdan. Ito pidió bastones de surubí con tomates confitados. Le robé un bocado y estaba riquísimo también. Aproveché mi falta de timidez para robarle un bocado de ceviche a Reba, la esposa de uno de los amigos de Ito, y estaba “uma delícia”. En realidad, todo estaba perfecto: la presentación, la combinación de sabores, TODO.

Risotto de surubi y parmesano
Cuando llegó el momento de pedir el plato de fondo, ¡no sabía que hacer! ¡Quería pedir todo! Dos de mis seguidoras (¡gracias Bettina y Andrea!) me habían recomendado el cordero, y estaba entre pedir esto o un risotto, pero el risotto de surubí con parmesano sonaba muuuuuy tentador… Estaba tan rico como sonaba, y con el frío y el vinito, creo que lo disfrute aun más. Tierra Colorada ofrece distintos tipos de risotto (de funghi, de azafrán con langostinos, etc.). El más barato está a 57.000Gs y el de langostinos, como es de esperarse, está a 102.000Gs. Reba pidió el de funghi y pude probar un poco, y estaba una delicia también (dicho sea de paso, no creo que la pobre Reba vuelva a sentarse al lado mío en otra cena).

Ito pidió Medallones de novillo en salsa ky’y y locote amarillo, puré de batatas gratinado y ñoquis de mandioca y ricota (81.000Gs). Sus medallones estaban en su punto, y la salsa picante le quedaba espectacular. Los ñoquis y el puré eran el complemento perfecto. Este plato puedo describir mejor porque le robé varios bocados a Ito mientras que él ponderaba su plato (¡soy muy veloz!).

Todos estaban más que contentos con sus respectivos platos, y las porciones eran bien generosas, tanto así, que no hubo lugar para el postre. De todos modos, nos trajeron alguillo para probar, cortesía de la casa. Eran unos shots de crema de chocolate blanco con arándanos, unos mini profiteroles y mini biscochuelos de naranja glaseados, un lindo (y dulce) detalle.

Cuando llegó la cuenta, fuimos gratamente sorprendidos. Ito y yo nos habíamos ido preparados como para dejar nuestros riñones como parte de pago, pero la verdad, para ser uno de los mejores restaurantes de Asunción, no fue nada del otro mundo. Teniendo en cuenta que todos pedimos entrada y plato fuerte (y platos “caros”), y que se habían tomado 4 botellas de vino en total (éramos 4 parejas, no juzguen), terminamos pagando 350 mil por pareja. Tierra Colorada no tiene nada que envidiarle a ninguno de los mejores restaurantes de Europa y Estados Unidos, o sea que yo creo que es más que justo el precio. Es de verdad, todo lo que decían que era: un restaurant de primer nivel. Mis felicitaciones al Maestro Angenscheidt, Tierra Colorada se merece la corona.


viernes, 27 de julio de 2012

Sin Reservas: una noche colombiana entre las chicas


Antes que nada, ya sé que anduve Missing in Action… Pero no se preocupen, ¡¡este finde Alma Glotona regresa con tutti!!

Como no voy a estar para este “Fin de Semana de la Amistad” decidí adelantar la fecha y convocar una juntata entre las chicas para este jueves.  Como ya hace un tiempo quería escribir sobre el nuevo restaurant colombiano Sin Reservas (y además andaba con antojo a comida colombiana), sugerí irnos a cenar ahí. Las chicas se prendieron en seguida.. ¡y cómo se prendieron! Entre anécdotas y risas, creo que nos liquidamos todo el stock de este pequeño restaurant, que dicho sea de paso, queda en Del Maestro 1246 e/ Malutín y Senador Long.
Arepizza Sin Reservas

Apenas llegamos, pedimos los 4 tipos de arepizzas para picar. La arepizza es una original fusión entre la arepa colombiana (tipo unas tortillas de maíz típicas de ese país) y la pizza. Pedimos la “Arepizza Típica” (25.000Gs.), que lleva carne mechada, queso y salsa pomodoro; la “Arepizza Margarita” (32.000Gs.), que lleva tomate fresco, pesto, aceitunas verdes y queso; la “Arepizza de Palmitos” (28.000Gs.) con palmito, salsa pomodoro y queso; y la “Arepizza Sin Reservas” (34.000Gs.) que lleva cebolla caramelizada, tomates confitados y huevo duro.

Sopa de tomate
La “Arepizza Típica” no estaba tan buena… Creo que le faltaba condimentar un poco más a la carne. Las otras 3 arepizzas estaban buenísimas. Creo que mi favorita fue la de palmito... Mis amigas Lalu y Byba prefirieron la sopa de tomate como entrada (25.000Gs.). Byba dijo que estaba muy salada para su gusto, pero para mí estaba perfecta. Bien cremosa como debe ser. Las sopas son unas de las especialidades de Sin Reservas. Tienen de tomate, cebolla, mejillones y langostinos. La primera vez que vine, pedí la caldereta de langostinos y estaba deliciosa. Dicen que tienen a veces ajiaco, pero las veces que vine no lo ofrecían… Para los que no saben que es el ajiaco, es una sopa típica de Colombia que es DE MORIRSE. Lleva pollo, aguacate, maíz, papa, crema agria y todo lo que es bueno en el mundo, y creo que desde la primera vez que probé, cada vez que hace frío, sueño con esta sopa.

Pan Cook de Pollo, Hongos y Alcaparras
Volviendo a nuestra cena, continuamos pidiendo un Pan Cook de pollo, hongos secos y alcaparras y unos Ravioles 4 Quesos en salsa de hongos silvestres para compartir.  El Pan Cook es un pan gigante (¡y riquísimo!) que Sin Reservas usa como cazuela para rellenar con distintos sabores: stroganoff, cangrejo, langostinos, etc. Es ya la segunda vez que pido el Pan Cook de pollo, hongos y alcaparras. Es que esta combinación es perfecta… De verdad les recomiendo. Probé un poquito de los ravioles y también estaban muy ricos, sobre todo la salsa.

Para rematar pedimos 2 postres para compartir: uno que se llama Santo Pecado y el volcán de chocolate. El Santo Pecado no fue un hit. Eran unas bolitas fritas de malvaviscos (que caían medio pesadas) sobre una crema que creo que hubiera quedado mejor si venía caliente. Picamos un poquito pero ni siquiera terminamos este postre. En parte fue también por lo que siguió… POR FIN, luego de una intensa búsqueda, ¡encontré mi volcán con lava!

Volcan: antes de ser asesinado
Los que me estuvieron siguiendo, saben que en varias entradas al blog estuve escribiendo (está bien, plagueando) sobre volcanes de chocolates falsos. Pero ayer, ¡Sin Reservas cumplió!

Volcan: luego del asesinato
La pobre Lalu había pedido un volcán para ella, en realidad. Anunció que prefería no compartir, pero nadie le dio bolilla, pobre.  Apenas posaron el plato con el volcán, ¡las chicas lo atacaron como buitres! Lalu solo llegó a probar un poco de chantilly, ¡y creo que una de las chicas inclusive le robó el chantilly que logró agarrar de su cuchara! (Falta de entrenamiento, Lalu) Después le tuvimos lástima, entonces pedimos otro volcán (Jajajajajaja ¡bolísima! ¡Re queríamos otro!). Adjunto acá una foto del primer volcán que pedimos, antes y después de morir.

En fin, disfrutamos mucho de nuestra cena en Sin Reservas. Como el lugar es pequeño, el ambiente estaba perfecto para la ocasión. Un lugar íntimo y acogedor para hablar y disfrutar con las chicas. ¡Feliz Día de la Amistad Adelantado!



miércoles, 11 de julio de 2012

La Vienesa: Las Mejores “Merencenas”


Ito y yo somos fans de las “merencenas”. Bueno, para empezar luego yo soy fan de las meriendas. Punto. No soy una gran desayunadora, y soy de esas personas que su hambre va creciendo a medida que progresa el día.

Admitamos que las meriendas son lo máximo. Hay toda clase de chanchadas que uno le puede bajar (medialunas, sándwiches, chipitas, facturas, masitas, mbeyú, café con leche, chocolate caliente, té, galletitas, etc. etc. etc.), pero igual no tiene el peso, al menos en nombre, que tienen el almuerzo y la cena.

Aunque sé que no somos los originales creadores de la “merencena”, Ito y yo la redescubrimos y explotamos a menudo. Es lo ideal para esas semanas en las cuales uno se encuentra colmado de trabajo y sabe que tiene que empezar temprano, y a los trotes, al día siguiente.

Como hoy tenía que despertarme muy pero muy temprano (tienen a TAM Airlines para agradecer por este blog madrugador), Ito y yo decidimos ir por una de nuestras merencenas. Ayer nos decidimos por La Vienesa, particularmente la que se encuentra en España y Rca. Dominicana.

La Vienesa es uno de los ya pocos lugares en Asunción en donde uno obtiene lo mejor en calidad por el menor precio. Ito y yo solemos comer hasta hartarnos los dos por solo 50.000Gs. o 60.000Gs.

Ayer, por ejemplo, Ito pidió unos tacos de pollo, cebolla y locote (23.500Gs.). Le vinieron tres tacos bien gorditos, con tres salsas: de frijoles, pico de gallo y guacamole. Según Ito, sus tacos no tenían nada que envidiarle a Hacienda Las Palomas, y miren que a él le encanta la comida mexicana…

Yo pedí un sándwich roll césar (21.500Gs.), que básicamente consiste en un wrap relleno con lechuga, berro, pollo, queso parmesano y una deliciosa salsa césar con un toque de ajo.

Para tomar pedimos dos licuados: de pera (yo) y de manzana (Ito) a 7.500Gs cada uno. Eso también nos encanta de La Vienesa: sus licuados de fruta natural.

Lo mejor de La Vienesa es que siempre ha mantenido su calidad, sin desubicarse con los precios. Todos sus ingredientes son de primera: sus panificados son hechos en el día, sus vegetales y frutas son frescos, sus quesos son de la mejor calidad, su café es una delicia, y todo esto se refleja en el sabor de sus productos.

La Vienesa es definitivamente el mejor lugar para las merencenas.




sábado, 7 de julio de 2012

El Ojo del Amo: ¿serán suficientes los peones para mantener la estancia?


Ito y yo andábamos con antojo a asado.

Desde que vimos que abrió “El Ojo del Amo” habíamos quedado en probarlo, pero siempre terminábamos en otro lugar… Encima, desde que le presenté a Ito a “Un Toro y Siete Vacas”, el tipo se convirtió en su fan #1 (no le culpo, y en el futuro tendremos que repetirlo así podré dedicarle una entrada) y estaba un poco reacio a probar otra parrilla.

En fin, llegamos a “El Ojo del Amo”, que queda en la parte de atrás del Paseo Carmelitas, sobre Tte. Vera, y habían solamente dos mesas ocupadas. Creíamos que no era un buen augurio, pero podía haber sido por el frío (admitamos que a los paraguayos nos gusta hibernar apenas baja la temperatura). Es más, luego dimos una vuelta por el Paseo y todos los lugares estaban medio vacíos…

Volviendo a “El Ojo del Amo”, el lugar es como un rodizio chuchi. Nada que ver con Acuarela. Me recuerda a un rodizio en Puerto Madero, Buenos Aires, que lleva el “original” nombre de “Rodizio”. El ambiente del lugar es muy fino. Hay una cava de vinos al fondo y una extensa barra de tragos. Al lado de las mesas hay un salad bar con ensaladas varias, y una fila de richauds con pastas, stroganoff, pollo al curry, arroz frito, chop suey y feijoada. 

Ya al sentarnos nos trajeron chorizo, corazoncitos de pollo, mandioca, sopa paraguaya y chipa guazú para picar. No estaba tan buena la picada. La mandioca estaba dura, y la chipa y sopa medio frías, pero bue, nadie se queja cuando viene de arriba.

Para acompañar a la carne, Ito y yo pedimos un Malbec, por supuesto. Estaban los sospechosos de siempre en la lista: Los Árboles, Finca La Linda, Navarro Correa, etc. etc. etc. Algunos más baratos y otros más caros. Optamos por un Santa Julia que siempre le va como un poema a la carne. La botella estaba a 80.000Gs.

Tardaron un rato en traer la carne, pero luego empezaron a venir con tutti. Es más, el “semáforo” estaba de decoración nomás, porque cuando lo poníamos en rojo, seguían viniendo con sus estacas.

La carne estaba más o menos… Y aunque sé que la especialidad de los rodizios es la picaña, de cada 5 cortes que traían, 4 eran picaña… Yo sé que yo soy muy exigente con la carne (viene en la sangre, familia de ganaderos), pero si tenés una parrilla, tu producto estrella es y debe ser la carne…

Las ensaladas, por otro lado, estaban deliciosas. Probé un poco de feijoada también y estaba muy buena. Había una mesa de postres, no muy surtidos y tampoco eran de morirse. Había flan, budín de pan, pavé, isla flotante y dulces.

El precio estuvo bien. Restando las bebidas, podés comer todo lo que hay por 70.000Gs por persona. La sensación con la que nos quedamos Ito y yo es que “El Ojo del Amo” es el lugar ideal para ir un domingo a almorzar, y es más bien un lugar para ir en familia. Para aquellas almas glotonas que son padres, tienen un playroom para las almitas glotonas en un costado, que siempre es útil.

Sinceramente, no sé si volvería a ir al “Ojo del Amo”. Cuando ya habíamos pedido la cuenta, Ito me preguntó cuánto le daba al lugar en una escala del 1 al 10. Yo le contesté que le daba un 7, en gran parte debido al servicio, que es espectacular. Son rápidos y en todo momento estaban pendientes. Pero no sé si una estancia puede mantenerse solamente con buenos peones. Es muy importante, sí, pero creo que es necesario el “Ojo del Amo” para mejorar la carne…

martes, 3 de julio de 2012

Un espectacular GUARARÁ


¡Qué BUENO estuvo El Guarará ayer!

Para los que no saben qué es El Guarará, es un evento gastronómico que se repite el primer lunes de cada mes, en donde distintos chefs y cocineros de alma llevan sus creaciones para degustar en mini porciones. El evento va rotando de lugar, y cada vez es más grande.

El Guarará de ayer tuvo lugar en la canchita de la Iglesia Las Mercedes. Parecía una kermesse de barrio, de esas que hay todavía por el interior. Cada chef o grupo tenía su mesa,  y uno podía acercarse a probar los platos.

Como buenas Almas Glotonas, Ash, JM (mis eternas compañeras de aventuras culinarias) y yo llegamos temprano (pueden agradecerles a ambas por las fotos).

Empezamos por probar la comida griega de “Opa!” de Déspina Iliou. Yo probé sus dolmadakias con tzatziki y moussaka. Primero debo manifestar cuál fue mi emoción al volver a reecontrarme con la comida griega. A mí me fascina la comida de otros países, y aunque estamos mejorando poco a poco, una de las cosas que le falta a Paraguay son más opciones de comida étnica.  Estaba delicioso, pero lo que más me gustó fue que le dieron un toque de canela a su moussaka. ¡¡Hmmmm!!

Luego pasamos por la mesa de Ralfi Zotti en donde nos sirvieron unos cubitos de surubí y queso sobre un nido de mandioca y semillitas de sésamo. ¡Súper rico!

Hasta ese entonces no había tanta gente y por ende no había filas, ¡pero de repente llegó el malón (incluyendo a otra troupe de Almas Glotonas que suelen acompañarme en mis aventuras glotonescas: Iya, Lous, Em, Bifa, ¡y la lista continúa!).

El recorrido, por supuesto, siguió…

Pasamos por la mesa de “Emi ‘La Pantera’ Remonato” para deleitarnos con espectacular curry de pollo con arroz con toque Thai.  Luego fuimos al stand de Marcelo Meza y Hugo Caballero a probar sus empanadas de conejo: ¡riquísimas! (Una lástima que no llegamos a probar su payaguá de surubí, pero ya no quedaban más). Hicimos una pasada por la mesa de “Josefina Jacquet” que ofrecía una opción vegetariana, que capaz desmotive a algunos, ¡pero no saben lo rico que estaba! Era una ensalada condimentada con jugo de naranja, y servida luego en una naranja hueca, con hummus y un pedazo de carambola. ¡Súper original la presentación!

Como ya me estaba llenando, (¡más vale!) solo pude probar dos sorbos de un caldo de surubí que estaba muy bueno, pero que lastimosamente no tuve la oportunidad de ver quién lo hizo (¿¿o quizás era el coma alimenticio que ya me estaba afectando??).
Por supuesto que siempre hay lugar para el postre (es más, yo sostengo en que tengo un estomago aparte para lo dulce). La única que estaba ofreciendo postres ayer era Cecilia Sevilla de “Cebollita Dulce”. Ya había escuchado hablar de ella y hace rato que quería probar su pastelería. Ayer llevó unas bolitas de banana acarameladas, unas cookies de coco y un tiramisú con base de ka’i ladrillo: ¡¡deee-liiiiish!!

En fin, creo que con esta descripción ha sido suficiente para convencerles de que todos tenemos que ir al próximo Guarará. Mientras tanto, permítanme entrar a la sala de recuperación…