El sábado,
cansada de estar encerrada por mis alergias anuales de agosto, decidí organizar
una salida con unos amigos que se van a ir de Paraguay dentro de poco: Ash y
Kir. Si han seguido mi blog, ya
han oído hablar de Ash varias veces, ya que suele acompañarme en mi salidas
glotonas (y Kir nos acompañó en el último Guarará). La verdad me pone un poco tristonga el hecho de
que Ash se va, ¡pero le prometo
dedicar varias de mis futuras salidas!
En fin,
habíamos quedado en ir a Romanaccio, que queda en el Paseo Vía Bella (España y
Prof. Feliciángeli), ya que mucha gente me lo había recomendado. El lugar
parece una de esas típicas trattorias
del sur de Italia: el ambiente es muy familiar, con mucha madera y colores
cálidos.
Pizza (mitad Capricciosa, mitad morrones con palmito) |
Ito y yo
llegamos más temprano, entonces pedimos una focaccia de romero (12.000Gs.) para
picar mientras tanto (¡me fascina el
romero! Le da un perfume muy particular a la comida.). Siempre que voy a una
pizzería nueva, pido una focaccia para dar una primera evaluación al lugar. Es
casi matemático: si la focaccia es buena, la pizza es buena. Esta focaccia no
estaba buena, ¡estaba buenísima!
Para mí, uno de los factores CLAVE para que la pizza sea buena es la masa.
Tiene que ser fina (DETESTO la pizza gringa de masa gruesa y grasosa) y tiene
que ser crujiente pero con un centro levemente blandito. Romanaccio ofrece 12
tipos de focaccia: con pesto, con cebolla morada, con jamón crudo, con
aceitunas, etc. O sea que tienen varias opciones para elegir.
Cuando llegaron
Kir y Ash, pedimos una pizza grande, mitad “Capricciosa”, mitad de “Morrones
con Palmito” (¡¡¡la carta de
Romanaccio tiene como 5 páginas de
sabores de pizza!!!). Ash pidió una pizzeta
“Margarita”, ya que no se sentía del todo bien (y para que vean como es una
verdadera Alma Glotona: ¡igual
salio!). Antes de que lleguen las pizzas, estábamos hablando todos,
interrumpiéndonos mutuamente.
Apenas nos trajeron las pizzas: sileeeeeencio. ¡Todos estábamos muuuy concentrados en las pizzas! ¡Es que estaban demasiado ricas! Mi única critica es que para ser
pizzas “grandes”, no son tan grandes, y los precios van desde los 52.000Gs. por
la pizza grande más simple hasta los 83.000Gs. por las más caras. Eso sí, se nota que usan ingredientes de primera, porque la muzzarella
estaba exquisita y los vegetales también.
Carta de pizzas |
Como no nos
llenamos, pedimos una pizza más, esta vez mitad de “Catupiry con Pollo”, mitad de
“Tomates secos con muzzarella y albahaca”. La pobre no duró ni diez minutos en la mesa… La de tomates secos estaba
espectacular (esa combinación es idónea), y en cuanto a la catupiry, a mí me suele caer medio pesado este queso, pero esta no (en esto
siempre se nota los ingredientes de buena calidad). Les ruego me disculpen,
pero por lo visto estaba tan “concentrada”, ¡que solo atiné a sacar una
foto de la primera pizza! Como consuelo, les incluyo una foto del menú, jeje.
Romanaccio fue
un verdadero todo: un verdadero hallazgo, una verdadera delicia, ¡e una vera pizza italiana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario