macarrons

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martes, 2 de octubre de 2012

Lido Bar: Muy Asunceno y Muy Paraguayo

Menu del Lido
El domingo pasado, Ito y yo tuvimos una tarde medio patriótica.

El clima estaba espectacular, y prometía ser una puesta de sol de esas que parecen pintadas. Primero, pasamos por el Parque del Bicentenario de la nueva Costanera. Por lo visto, muchas personas habían pensado lo mismo que nosotros, ¡y el parque estaba lleno!

Empanada de palmito
(Entre paréntesis, menos mal Asunción está empezando a mirar hacia el río, ¡porque es tan lindo! ¡Tenemos que aprovecharlo!)

De ahí decidimos ir al Lido Bar, porque convengamos en que si uno está merodeando por el centro, observando sitios históricos como el Palacio de los López, o el Panteón de los Héroes, te da luego antojo al Lido (o al Bolsi, para ser justos).  

Villaroy de pollo

Ya sabíamos lo que queríamos antes de sentarnos (ese es uno de los beneficios de los lugares clásicos que nunca cambian de menú), y pedimos a la moza una empanada de palmito (11.000 Gs: frita, por supuesto, en estos lugares no hay que hacerse la "light"), un villaroy de pollo (14.000 Gs.) y una croqueta (coQRUETA, 5.000 Gs.), todos con pancito. Para tomar: 2 Pulp. Una de pomelo para Ito y una de guaraná para mí.
Croqueta (con pancito)

Los habitués del Lido ya conocen el placer pecaminoso que dan las minutas fritas del Lido con el pancito fresco y una Pulp. Esta combinación es la pesadilla de todo cardiólogo y sueño de toda persona nacida en Paraguay (y en el extranjero) ¡Es TAN rico y TAN nuestro! Además, es todo un sentimiento sentarse en la vereda, frente al Panteón de los Héroes, viendo a los turistas pasar (y parar obligatoriamente a probar algún bocado). Y uno no puede sino reírse al escuchar el típico grito a la cocina: "¡¡¡¡Maaaaaarrrrrrrche un Villaroy de Pollo con una Puuuuuuuulllllp!!!!". Es muy asunceno, y muy paraguayo.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Restaurant Paraíso: un clásico entre los chinos del mercado

Pollo con salsa de ostras y brotes de bambu

El sábado pasado, un poco inspirados luego de haber ido a ver “7 Cajas” durante la semana (les juro que habremos sido los últimos paraguayos en ir a ver la peli, que dicho sea de paso, les SUPER recomiendo), a Ito se le ocurrió ir al mercado a comer comida oriental.

Como yo soy tan difícil de convencer cuando de comida se trata, terminamos yendo al Restaurant chino Paraíso (Herminio Giménez—el que era antes Fulgencio R. Moreno—1743,  entre Rca. Francesa y Mayor Fleitas).

Este Restaurant es uno de los favoritos de uno de mis hermanos, Rogo, entonces ya estaba muy recomendado.

Carne con cebollita
Llegamos a un horario medio gringo para cenar (eran las 7 de la tarde), ¡pero con mucha hambre! 

El servicio fue rapidísimo y súper eficiente. Al toque ya nos trajeron nuestros mega-platos de pollo en salsa de ostras con brotes de bambú (30.000Gs.), nuestra carne con cebollita (31.000Gs.), y nuestro chop suey mixto (24.000Gs.). Pedimos todo esto para compartir, porque convengamos en que esta es la mejor manera de comer comida china. Simplemente “legaliza” el robo de bocados del plato ajeno (jejeje).

Chop Suey mixto
Todo estaba riquísimo, y por supuesto no duró ni media hora sobre la mesa.  A mí me fascina la salsa de ostras, y junto con los brotes de bambú, el pollo estaba delicioso. La carne con cebollita nunca falla (este fue el plato favorito de Ito), y el chop suey estaba bien fresquito (¡cómo odio esos chop suey que chorrean aceite! ¡Puaj!).

Salimos muy satisfechos y contentos de Paraíso, y mirando amenazadoramente a los demás restaurantes orientales sobre Herminio Giménez, juramos volver pronto al mercado para atacar otro local (¡tal vez para la próxima terminemos en uno coreano como el de la película!)






domingo, 23 de septiembre de 2012

TGIF: Thank God it’s… Happy Hour?


Ya sé. Estuve ausente por un tiempo. Pueden culparle a los compromisos educacionales. ¡Pero no se preocupen! Tengo unas cuantas salidas acumuladas para compartir con ustedes. Por ejemplo, puedo contarles a dónde fui el último viernes.
Frozen Margaritas

Ito y yo teníamos antojo a Frozen Margaritas (fue ese viernes que hizo tanto calor), y estábamos entre ir a Hacienda Las Palomas o a Friday’s. Nos acordamos que Friday’s tiene el happy hour 2x1, (¡y que sus margaritas son gigantes!), entonces terminamos pasando nuestro Friday… en Friday’s.

Elegimos una mesa en la terraza, y en seguida nos atendieron y nos trajeron nuestras frozen margaritas (25.000Gs.), que estaban deliciosamente alimonadas y congeladas.

Decidimos acompañarlas con unas hamburguesas. Eso tienen las frozen margaritas, es como si te pidieran que las acompañes con comida “poco liviana” (para no decir comida chatarra jajaja). Yo pedí una Friday’s Cheeseburger (39.000Gs.) e Ito pidió una South West Burger (41.000Gs).
Friday's Cheeseburger

Ya cuando llegó mi hamburguesa, no tenía buena pinta. Tenía aspecto de ser medio seca, y así era. La Friday’s Cheeseburger viene con una hamburguesa a la parrilla y dos fetas de queso Colby, y una porción de papas fritas. La carne estaba seca, y ni el queso derretido lograba “arreglarla”.

La South West Burger de Ito se veía mejor. Es un poco picantona. Viene con queso Jack, ají, pico de gallo, guacamole, y una porción de papas. Aunque esta hamburguesa venía con más ingredientes para dejarla más húmeda, tampoco estaba buena.

South West Burger
Lo raro es que, no es la primera vez que Ito y yo pedíamos hamburguesas en Friday’s. En otras ocasiones, había bastante diferencia entre comer una hamburguesa de McDonald’s y una en TGIF. Las de TGIF eran mucho más “gourmet”. Pero esta vuelta, nada que ver… eran más onda fast food que otra cosa.

Salimos un poco decepcionados por las burgers, ¡pero no así de las frozen margaritas! El happy hour le salvó a TGIF, entonces don’t Thank God it’s Friday, Thank God for Happy Hour!

viernes, 31 de agosto de 2012

La Taberna de la Malquerida: La Paella Perfecta

Pan fresco con salsa de tomate y chipirones

Luego de ser vilmente atacadas por fotos de ostentosas paellas de La Taberna de la Malquerida por Facebook, ayer decidimos ir a conocerlas en persona con un grupo de ex compañeras de trabajo para darles su merecido. La Taberna de la Malquerida queda en Choferes del Chaco 763 casi Pacheco. El lugar parece una verdadera taberna importada sin escalas de Valencia, y el propio dueño anda dando vueltas de mesa en mesa, recomendando platos y cerciorándose de que sus clientes estén contentos (¡qué diferencia hace esto!). 

Tortilla española
Nos recibieron con pan fresco y una salsa de tomate con chipirones y ajo. Pedimos una sangría y tres tortillas españolas para compartir (45.000Gs. cada una). La sangría tenía un saborcito casi oriental, porque tenía canela como uno de sus ingredientes. La primera tortilla que nos trajeron estaba un poco seconga, pero las otras dos ya estaban mejores. El dueño nos recomendó el picante de la casa, entonces le coloqué unas cuantas cucharadas del picante casero a la tortilla (me gusta el picante, jeje). A mí me encantó, pero mi amiga Lis, que estaba sentada al lado mío, voló hasta el techo luego de probarlo.

Paella "Al Baturro"
El dueño también nos había recomendado qué paella pedir. Nuestra paella era “Al Baturro”, e incluía langostinos, pulpitos, mejillones, almejitas, calamares y pollo (la de dos porciones está a 80.000Gs.). Además de la paella “Al Baturro”, la Taberna de la Malquerida ofrece 4 tipos distintos de paella: “A la Valenciana”, “A la Malquerida”, “Super Paella” y “Paella Suprema con Cangrejos”. Yo estoy acostumbrada a esperar siglos enteros a que se cocine una paella, pero la nuestra no tardó tanto en llegar. Al probarla me di cuenta de que esta sí era una genuina paella al estilo valenciano. ¡No era ni un poco seca y era bien generosa con los “bichos”! Detesto esas paellas que son tan secas que son la verdadera envidia de los antiguos egipcios, porque te momifican al probar el primer bocado. ¿O qué me dicen de esas paellas que vienen repletas de pollo, con un mísero langostinito que te mira de manera tan patética desde el medio de la fuente, que te da hasta lástima comerlo?

Estaba tan contenta de haber encontrado la paella perfecta que me serví dos veces. Después tuve que rodar al auto. Eso si, La Taberna de la Malquerida tiene muy poco lugar para estacionar, o sea que ojo con eso.

lunes, 27 de agosto de 2012

Rolandi: porque a veces es bueno volver a los clásicos


Fritto Misto

El domingo, mamá nos invitó a mi hermano, Tachu, y a mí a almorzar al Rolandi (Avda. Mcal. López y Mayor Infante Rivarola). Hacía literalmente años que había ido al Rolandi por última vez. Pasa que a mi alma glotona no le gusta mucho repetir los lugares, y siempre opto por probar nuevos.

Surubi con esparragos
Había mucho antojo a comida de mar, porque ya de entrada pedimos un Fritto Misto para compartir (70.000Gs.), que trae toda clase de mariscos apanados, queso y zucchini fritos, acompañados de salsa tártara y marinara. El plato viene bien surtido y colmado.

Desde el momento en que nos sentamos, los mozos nos trajeron pan pita, fresco y calentito del tatakuá, para comer con aceto balsámico y aceite de oliva. Lo reemplazaban permanentemente, incluso si veían que había un plato de pan intacto en la mesa, como para que siempre tengamos pan recién salido del horno.

Fettucini Verushka
Para comer, mamá se hizo la light y pidió surubí grillé con espárragos asados (¡¡que de todos modos tenia una piiintaaaa!!). Tatos pidió Fettucini Verushka (que viene con salsa de vodka, salmón y caviar. Carelli el precio: 105.000Gs.). Yo pedí el Fettucini Nere, que son los fettuccini hechos en tinta de calamar, que vienen con salmón, aceitunas, tomate y ajo (70.000Gs., y les dije que había antojo marino). Tachu no sabía qué pedir, y me pidió que yo elija por él. Entonces terminó con unos gnocchis con ragú de cordero (42.000Gs.)

Fettucini Nere
Los platos salieron rankeados en sabor de acuerdo a su precio (bueno, en realidad nadie probó el plato de mamá. Fue discriminado por ser demasiado sano para un domingo. Por consiguiente, me concentré en la pasta). El plato #1 fue el de Tatos: el más rico, LEJOS. El mío estaba muy bueno, con el fettuccini al dente, y la salsa bien “ajosa”, pero la salsa del Verushka le ganaba, al ser más cremosa y sustanciosa. Creo que si no hubiera probado el fettuccini de Tatos, me hubiese quedado con el mío como número uno. No probé los gnocchis de Tachu, pero me dijo que no estaban nada del otro mundo. 
Gnocchi con Ragu

Ya no había lugar para postre, pero Tatos pidió una crema de papaya con licor de Cassis. Le robé una cucharadita, porque me encanta la frescura de este postre y el toque dulce que le da el Cassis (¡es ideal para el verano!).

Crema de papaya con licor de Cassis
A pesar de los gnocchis de Tachu, pude observar que el Rolandi mantiene su excelencia de siempre. El servicio es impecable, la comida es deliciosa y el ambiente es elegante. Conclusión: es bueno volver a los clásicos de vez en cuando… 

Ceci Gross Pastelería: Ambiente acogedor…y ya



Ayer habíamos quedado en merendar con Bifa en el Café de Acá a las 5 de la tarde. Habíamos olvidado que nuestra "cita" caía pleno rush hour para los cafés, particularmente un sábado a la tarde, y obviamente no encontramos lugar. Además, como hacia frío, sentarse afuera no era una opción.  Entonces decidimos ir a Ceci Gross Pastelería, que queda a la vuelta (Dr. Morra entre Lilio y Tte. Vera). Yo ya lo había visitado una vez, para una reunión de trabajo, pero solo había tomado un café.

Capuccino y croissantwich
El lugar está decorado estilo shabby chic, con mucha atención al detalle.  Es sumamente acogedor y se nota el toque femenino. Toda la pastelería exhibida tenía una super pinta.

Pedimos un capuccino cada una (13.000Gs.), y para comer, Bifa pidió un croissantwich de jamón y queso (8.000Gs.). Yo pedí una tarta de cebolla (17.000Gs.). Cuando llegó nuestro pedido, mi plato se veía mucho más generoso que el mini croissant de Bifa. Inclusive vino con una ensalada de lechuga y tomatitos cherry. La tarta estaba rica, pero al cortar, sentí algo raro… era un pedazo enorme de isopor que habrá servido de platito de mi tarta antes de servírmela, ¡¿pero qué hacia ahí?! 

Tarta de cebolla
El capuccino estaba rico, e inclusive la moza ofreció recalentármelo cuando vio que lo había dejado de lado hasta terminar mi tarta (la atención al menos fue buena, nos tocó una moza muy amorosa).

Luego de charlar por horas, permitiendo que se “asiente” lo salado antes de pasar a lo dulce, decidimos probar la pastelería. Pedimos un pedazo de cheesecake de Oreo y un pedazo de la merengada de frutilla para compartir (no tengo los precios exactos, pero según mis cálculos, las porciones de torta rondarán por los 13.000Gs.). Elegimos el cheesecake ya que habíamos escuchado que era la obra maestra de Ceci Gross, y elegimos la merengada porque habíamos visto que la habían traído recién de la cocina. La merengada estaba muy rica. Tenía una suave y deliciosa combinación de merengue, frutilla, dulce de leche y crema. El cheesecake no estaba bueno… No estaba malo per se, pero había algo que lo hacía medio “bla”. Le dimos unas cuantas oportunidades al cheesecake, intentando pillar qué era lo que lo hacía aburrido, pero no logramos identificarlo… ¿Quizás hubiéramos optado por el cheesecake original en lugar del de Oreo?
Merengada y Cheesecake de Oreo

En fin, para ser honestos, salí un cachín desilusionada de la pastelería de Ceci Gross… Tenía altas expectativas, y no fueron cumplidas. Tal vez me tocó un mal día. Tendremos que ver…pero al menos por ahora, parece ser que es pura pinta. 

martes, 21 de agosto de 2012

Morado: Una rica y sana opción para la consciencia despiadada


Ayer me colé descaradamente a un almuerzo entre dos tías mías: Tía Trish y Tía Chuchi. Escuché cuando Tia Trish estaba hablando con Tía Chuchi por teléfono, coordinando la hora, cuando le anuncié que yo también quería ir. No solo quería ir a chismosear con las tías, sino que también había oído cuál era el destino: Morado (Dr. Morra esq. Andrade).  Morado me encanta porque es uno de esos pocos lugares a los cuales me puedo ir sin que luego me ataque despiadadamente la consciencia:

 “Alma Glotoooona, por qué comiste 4 kilos de pastaaaaa??.... ya sabés donde va a terminar todo esoooo…” (No sé ustedes, pero mi consciencia tiene voz de monja vieja y solterona, súper crítica. Igual nunca le hago caso cuando de comida se trata, pobrecita…)

Los que ya conocen Morado, saben que ofrece una verdadera cornucopia de ensaladas y platos Light. Además, es mi opinión que es uno de los mejores lugares de Asunción para ir a almorzar. Si el clima te permite, te podés sentar afuera, como lo hicimos nosotras.

Limonada con menta
Llegué un poquito tarde, y ya las tías estaban a full con la conversa y los palitos de remolacha, espinaca y zanahoria con mayonesa saborizada que ofrece Morado a sus comensales al llegar.

Para tomar, pedí una limonada con menta (¡hmmmmmm! ¡Touch mentoso!) de 15.000Gs. Tía Trish pidió una limonada normal (12.000Gs.), y Tía Chuchi pidió una copita de vino blanco.

Ensalada Oriental
Para comer, pedí la ensalada Oriental (46.000Gs.) que llevaba lomo en juliana, hojas verdes, brotes de soja, brotes de alfalfa, zanahoria, morrones de colores. Esta ensalada viene con un dressing de reducción de jengibre, sésamo y ajo. 

Tía Chuchi pidió la ensalada Caprese (38.000Gs.) que trae tomate en rodajas, mozzarella fresca, albahaca fresca y aceitunas negras. Ella pidió que le agreguen hojas de menta.

Tía Trish prefirió no pedir una ensalada, y optó por la tilapia grillada que viene con una salsa de hierbas, acompañada de arroz amarillo a base de curry y cúrcuma, con uva pasas y almendras (68.000Gs.).

Ensalada Caprese
Mi plato me decepcionó. La carne estaba dura, y al dressing apenas le sentí. Parecía un wok que pudo haber hecho cualquiera en su casa y solo con salsa de soja (ingrediente que no aparecía en la descripción del plato en la carta). Yo hubiese agregado más de los ingredientes prometidos: jengibre y sésamo. El tema también es que al ser una ensalada “tibia”, es muy difícil complacer al comensal. Como las hojas verdes vienen frías y la carne y verduras del wok calientes, se enfría de más la carne, y se calienta la lechuga.

En seguida perdí interés en mi plato y con ojos y tenedor amenazadores, comencé a atacar los platos ajenos.  La caprese de Tía Chuchi estaba muy rica. Lo único que corregiría es que cortaría los tomates en rodajas más finas. Debo también decir que el mozo ofreció a Tía Chuchi traerle aceite de oliva y aceto para condimentar su ensalada y nunca le trajo.

La que dio al blanco fue Tía Trish. Su plato estaba DELICIOSO. La tilapia en la salsa de hierbas estaba suavecita, ¡¡¡y el arroz con estilo hindú espectacular!!!  Por supuesto que la que terminó el plato de la pobre Tía Trish fui yo, y mi ensalada Oriental quedó en el olvido…

El plato ganador: Tilapia con arroz al curry
O sea que cuando vayan a Morado, eviten las ensaladas tibias (sobre todo la Oriental) y opten por las frescas o los platos calientes. Total, todo es light. ¡Coman sin culpa! (¡Fuera monja bruja, fuera!)

lunes, 13 de agosto de 2012

Romanaccio: ¡la vera pizza italiana!


El sábado, cansada de estar encerrada por mis alergias anuales de agosto, decidí organizar una salida con unos amigos que se van a ir de Paraguay dentro de poco: Ash y Kir.  Si han seguido mi blog, ya han oído hablar de Ash varias veces, ya que suele acompañarme en mi salidas glotonas (y Kir nos acompañó en el último Guarará). La verdad me pone un poco tristonga el hecho de que Ash se va, ¡pero le prometo dedicar varias de mis futuras salidas!

En fin, habíamos quedado en ir a Romanaccio, que queda en el Paseo Vía Bella (España y Prof. Feliciángeli), ya que mucha gente me lo había recomendado. El lugar parece una de esas típicas trattorias del sur de Italia: el ambiente es muy familiar, con mucha madera y colores cálidos.

Pizza (mitad Capricciosa, mitad morrones con palmito)
Ito y yo llegamos más temprano, entonces pedimos una focaccia de romero (12.000Gs.) para picar mientras tanto (¡me fascina el romero! Le da un perfume muy particular a la comida.). Siempre que voy a una pizzería nueva, pido una focaccia para dar una primera evaluación al lugar. Es casi matemático: si la focaccia es buena, la pizza es buena. Esta focaccia no estaba buena, ¡estaba buenísima! Para mí, uno de los factores CLAVE para que la pizza sea buena es la masa. Tiene que ser fina (DETESTO la pizza gringa de masa gruesa y grasosa) y tiene que ser crujiente pero con un centro levemente blandito. Romanaccio ofrece 12 tipos de focaccia: con pesto, con cebolla morada, con jamón crudo, con aceitunas, etc. O sea que tienen varias opciones para elegir. 

Cuando llegaron Kir y Ash, pedimos una pizza grande, mitad “Capricciosa”, mitad de “Morrones con Palmito” (¡¡¡la carta de Romanaccio tiene como 5 páginas de sabores de pizza!!!). Ash pidió una pizzeta “Margarita”, ya que no se sentía del todo bien (y para que vean como es una verdadera Alma Glotona: ¡igual salio!). Antes de que lleguen las pizzas, estábamos hablando todos, interrumpiéndonos mutuamente.  Apenas nos trajeron las pizzas: sileeeeeencio. ¡Todos estábamos muuuy concentrados en las pizzas! ¡Es que estaban demasiado ricas! Mi única critica es que para ser pizzas “grandes”, no son tan grandes, y los precios van desde los 52.000Gs. por la pizza grande más simple hasta los 83.000Gs. por las más caras. Eso sí, se nota que usan ingredientes de primera, porque la muzzarella estaba exquisita y los vegetales también.
Carta de pizzas

Como no nos llenamos, pedimos una pizza más, esta vez mitad de “Catupiry con Pollo”, mitad de “Tomates secos con muzzarella y albahaca”. La pobre no duró ni diez minutos en la mesa… La de tomates secos estaba espectacular (esa combinación es idónea), y en cuanto a la catupiry, a mí me suele caer medio pesado este queso, pero esta no (en esto siempre se nota los ingredientes de buena calidad). Les ruego me disculpen, pero por lo visto estaba tan “concentrada”, ¡que solo atiné a sacar una foto de la primera pizza! Como consuelo, les incluyo una foto del menú, jeje.

Romanaccio fue un verdadero todo: un verdadero hallazgo, una verdadera delicia, ¡e una vera pizza italiana!

martes, 7 de agosto de 2012

¡Un Guarará en el Circo!

Vista de El Guarara en el Circo Rodas

El circo suele ser un lugar de mucho ruido y alboroto. Entre los animales (pobrecitos L ), los payasos y el público que aplaude y grita, se arma sin falta un guarará… Anoche, fue exactamente eso lo que se armó en el Circo Rodas, pero no cualquier guarará, sino EL Guarará. Así es, El Guarará escogió el Circo Rodas como local para el mes de agosto. Y por supuesto, ¡Alma Glotona no podía faltar! Esta vez, fui con Ash, Kir y Kam (aunque ahí nos encontramos con mucha más gente, ¡este evento está cada día más grande!).

Ya descubrimos la clave: hay que llegar temprano. El evento se organiza el primer lunes de cada mes, y empieza siempre a las 19:00hs. Si uno llega para esa hora, puede ir probando las muestras a medida que van abriendo las mesas, evitando las filas y el tsunami de gente que llega más tarde (aunque debo decir que esta vez estuvo mucho mejor organizado y casi no había filas).

Para empezar, el ambiente estaba increíble porque, al ser bajo el toldo del circo, le agregaba ese colorido y misticismo que tiene el mundo del espectáculo. Pero yendo a lo que nos incumbe (jeje), dejenme contarles sobre mi recorrido por El Guarará de agosto…

Ash, Kir, Kam y yo empezamos con el pororó gourmet de André Magón, que básicamente era pororó con especias (creo que identifiqué páprika, cardamomo y curry? ).  Luego fui a probar el caldo de surubí de Ninino Volpe. Estaba muy bueno, pero luego probé otras cosas que estaban más “wow”. Por ejemplo, al encontrarme de vuelta con el grupo, pasamos por la mesa de Mariana Mersán (de “Para Cuando la Vida”) y probamos la molleja crocante con puré de verdeo sobre pan de mostaza: ¡sabrosísimo! Además, el pan de mostaza era bien esponjoso, y la molleja crocante le dejaba un contraste perfecto.

De ahí pasamos por la mesa de Vanessa Zarate y Julian Endara y probamos “La Magia del Cebiche” (yo prefiero escribir “ceviche”, pero las 2 formas se usan). ¡Estaba espectacular! Con abundante limón (y creo que un toque de jengibre) y plátano crocante. Y ahí paramos…

¡¡¡¡JAJAAAAA!!!! Como ya saben que no soy ninguna amateur, habrán supuesto que era mentira. ¡Recién vamos por la mitad!

Las pizzetas de torta frita
El recorrido continuó con una pasada por la mesa de Paolo Pederzani, que tenía unas pizzetas de muzzarella con torta frita como masa, una interesante combinación. Habían varias opciones de pizzas en este Guarará. Probé también la pizza de Pizza n’ Love, que eran también pizzas de muzzarella, pero que variaban en la masa. Tenían pizzas de masa de ajo, albahaca o de morrones, que uno podía identificar de acuerdo al color de la masa: amarillo, verde y rojo, respectivamente.  Yo escogí la de morrones, y no me gustó tanto, pero quizás porque ya estaba fría. Pero luego pasé por la mesa de “El Poto Saavedra” y probé sus sloppy joes vegetarianos, ¡que estaban riquísimos!

Fue en este momento en que mi panza ya empezó a hacer unas piruetas que serían la envidia de cualquier acróbata de circo, y entonces agarré mi último “salado” para probar (y compartir): el chupé de camarones de la Flor de la Canela.  Fue la perfecta “pièce de resistance” de mi visita al circo. Lástima ya no tenía mucho lugar en mi estómago (el pobre está hecho de spandex).

Es más, apenas pude probar 2 opciones dulces: los brownies y cookies de Fabi Abreu. ¡¡DELICIOSOSAMENTE CHOCOLATOSOSSSSS!!

En fin, El Guarará de agosto cumplió su propósito: ¡estuvo un verdadero espectáculo!


domingo, 29 de julio de 2012

Sushi Club: para cuando hay antojo al sushi agringado


Ayer salimos a almorzar con mamá y mis hermanos. Era una ocasión especial, ya que era la despedida de 2 de mis hermanos. Los agasajados habían elegido ir a Mburicao, pero estaba cerrado. Fue así que terminamos yendo a Sushi Club.

Honestamente, cuando tengo antojo a sushi, yo prefiero ir a los “legítimos”, es decir: Sukiyaki, Hiroshima y Delicias Japonesas. De hecho, uno de los agasajados no estaba muy contento con la elección, ya que disfruta mucho más del sushi “de verdad” como dice él. No obstante, hay veces que entra un sushi agringado… Queda rica la fusión con ingredientes que no son tradicionalmente utilizados en el sushi japonés: el queso crema, el aguacate, el mburucuyá, etc. y Sushi Club es un máster en estas fusiones.

Sushi Club siempre da la bienvenida a sus comensales con una entrada de la casa. En otras ocasiones me llegó a tocar cevichitos, o mini yakitoris. Esta vuelta, nos trajeron un paté de salmón con focaccia. El paté estaba rico, el pan no tanto… 
Geisha Roll

Combinado Roll & Roll
Para compartir, Mamá pidió el “Combinado Roll & Roll” de 30 piezas (160.000Gs.) que trae los sushi rolls “Placer Real”, “Soul Roll”, “Feel Roll”, “Geishas de Salmón”, “Futurama Roll”, “Sweet Roll” y “S.P.F. Roll”. Todos estos rolls tienen un toque original. Por ejemplo, el Geisha Roll lleva salmón, con salsa de mburucuyá y unos crocantitos encima que le deja exquisito.  Otro roll, creo que es el Soul Roll, lleva salmón y queso crema y está cubierto por una delgada tortilla de huevo. Luego están los que vienen en la presentación más conocida, cubierta con algas, pero rellenas de cangrejo. A decir verdad, la gran mayoría de los rolls son variaciones de salmón con queso crema, con algún ingrediente como “touch” especial. No será tan emocionante como las variaciones con anguila o pulpo que se consiguen en los restaurantes japoneses tradicionales, pero de todos modos son muy ricos.

Wok de Pescado Blanco con Camarones
También pedimos 2 woks para compartir: el Wok de Lomito con Fideos Orientales (57.000Gs) y el Wok de Pescado Blanco con Camarones (68.000Gs). El Wok de Lomito con Fideos no me impresionó, y como bien dijo uno de mis hermanos (se nota que somos una familia de Almas Glotonas, ¿verdad?), ni siquiera tenía “sabor oriental”, por más de que supuestamente estaba condimentado con salsa de soja saborizada con jengibre.

Por otro lado, el Wok de Pescado Blanco con Camarones estaba sabrosísima. Era un salteado de pescado blanco, camarones y vegetales en salsa de ostras y tenía como un toque Thai levemente dulzón (dicho sea de paso, ¡cómo extraño la comida Thai!).  Creo que este plato, el Geisha Roll y el Soul Roll fueron los que nos dejaron a todos contentos. Porque hay veces que uno tiene antojo al sushi agringado…

Tierra Colorada: corona merecida


Ya sé que han leído en varias de mis entradas que “ya hace mucho tiempo que quería ir a (introducir nombre de restaurant)”, pero en serio, creo que Tierra Colorada estaba número uno en mi lista desde que se abrió. Además, cada vez que escuchaba los relatos de conocidos que iban, me ponía verde de envidia. Pero una parte mía también lo estaba como posponiendo, como cuando dejás la mejor parte de un plato para el final, porque sabés que va a coronarlo…

La noche del viernes 27, por fin se me dio la oportunidad de conocer el restaurant del renombrado chef Rodolfo Angenscheidt: Tierra Colorada (Santísima Trinidad 784). Ito me pidió que haga una reserva para ir con unos amigos suyos. Yo desde la mañana ya empecé a hambrearme para reservar mi estómago.

El lugar es entre rústico y fino. Hay mucha madera (la puerta tallada de la entrada es un capítulo aparte, quiero llevar a mi casa), y se nota que ya desde la decoración querían hacer alusión a la fusión que llevan los platos de Tierra Colorada: lo típico paraguayo y la distinción internacional.

 Payagua mascada de surubi
Antes de que pidamos nada, nos trajeron una entradita de la casa que consistía en unos buñuelitos y bastoncitos de surubí. Era un bocadito nada más, pero ya sirvió como muestra de lo que se venía después. 

No les voy a mentir. Tierra Colorada es carito. Las entradas frías van desde los 34.000Gs a los 43.500Gs e incluyen platos como carpaccio vacuno y de salmón y ceviche. Las entradas calientes van desde los 27.000Gs a los 35.000Gs e incluyen originales propuestas como croquetitas de carne y arroz kesú, mandió chyryry con rabo de buey, payaguá mascada de langostinos y milanesitas de queso Paraguay. 

Bastoncitos de surubi
Como uno de mis platos típicos favoritos es la payaguá mascada, pedí esto como entrada. Era una DELICIA. Es más, termine convidando a toda la mesa porque estaba demasiado rico como para que se lo pierdan. Ito pidió bastones de surubí con tomates confitados. Le robé un bocado y estaba riquísimo también. Aproveché mi falta de timidez para robarle un bocado de ceviche a Reba, la esposa de uno de los amigos de Ito, y estaba “uma delícia”. En realidad, todo estaba perfecto: la presentación, la combinación de sabores, TODO.

Risotto de surubi y parmesano
Cuando llegó el momento de pedir el plato de fondo, ¡no sabía que hacer! ¡Quería pedir todo! Dos de mis seguidoras (¡gracias Bettina y Andrea!) me habían recomendado el cordero, y estaba entre pedir esto o un risotto, pero el risotto de surubí con parmesano sonaba muuuuuy tentador… Estaba tan rico como sonaba, y con el frío y el vinito, creo que lo disfrute aun más. Tierra Colorada ofrece distintos tipos de risotto (de funghi, de azafrán con langostinos, etc.). El más barato está a 57.000Gs y el de langostinos, como es de esperarse, está a 102.000Gs. Reba pidió el de funghi y pude probar un poco, y estaba una delicia también (dicho sea de paso, no creo que la pobre Reba vuelva a sentarse al lado mío en otra cena).

Ito pidió Medallones de novillo en salsa ky’y y locote amarillo, puré de batatas gratinado y ñoquis de mandioca y ricota (81.000Gs). Sus medallones estaban en su punto, y la salsa picante le quedaba espectacular. Los ñoquis y el puré eran el complemento perfecto. Este plato puedo describir mejor porque le robé varios bocados a Ito mientras que él ponderaba su plato (¡soy muy veloz!).

Todos estaban más que contentos con sus respectivos platos, y las porciones eran bien generosas, tanto así, que no hubo lugar para el postre. De todos modos, nos trajeron alguillo para probar, cortesía de la casa. Eran unos shots de crema de chocolate blanco con arándanos, unos mini profiteroles y mini biscochuelos de naranja glaseados, un lindo (y dulce) detalle.

Cuando llegó la cuenta, fuimos gratamente sorprendidos. Ito y yo nos habíamos ido preparados como para dejar nuestros riñones como parte de pago, pero la verdad, para ser uno de los mejores restaurantes de Asunción, no fue nada del otro mundo. Teniendo en cuenta que todos pedimos entrada y plato fuerte (y platos “caros”), y que se habían tomado 4 botellas de vino en total (éramos 4 parejas, no juzguen), terminamos pagando 350 mil por pareja. Tierra Colorada no tiene nada que envidiarle a ninguno de los mejores restaurantes de Europa y Estados Unidos, o sea que yo creo que es más que justo el precio. Es de verdad, todo lo que decían que era: un restaurant de primer nivel. Mis felicitaciones al Maestro Angenscheidt, Tierra Colorada se merece la corona.